Una revolución tranquila, persistente y colectiva
- Kakolum ONG

- 31 jul
- 5 Min. de lectura

"Cuando una mujer habla, no solo rompe el silencio, inicia una transformación colectiva." – Awa Sadio, coordinadora del proyecto en Senegal
La transformación no ha sido solo externa. Ha sido emocional, simbólica, política. Y es esta transformación la que ahora late con más fuerza que nunca.
Tres Fases ya... y miles de Voces:
Un Compromiso Transformador para los
Derechos Sexuales y Reproductivos en Bignona
En Bignona, una región del sur de Senegal atravesada por desigualdades históricas, silencios impuestos y derechos vulnerados, se ha ido gestando una revolución serena pero irreversible. Durante los últimos tres años, decenas de comunidades han empezado a avanzar con paso firme hacia un horizonte en el que las mujeres y las jóvenes puedan vivir libres, informadas y protegidas.
Esta transformación se ha tejido día a día a través de tres fases de un programa impulsado por la Asociación para la Cooperación al Desarrollo KAKOLUM, con el apoyo fundamental de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD). El proyecto, implementado en los municipios de Kafountine, Kataba, Djinaky y Diouloulou, ha tenido un objetivo claro: garantizar los derechos sexuales y reproductivos (DSiR) y poner fin a las violencias machistas.
Con la finalización de la tercera fase, es momento de mirar atrás, valorar el camino recorrido y, sobre todo, seguir construyendo el futuro que merecen las mujeres de Casamance.

La fuerza de una estrategia comunitaria
El proyecto no ha llegado desde fuera. Ha crecido desde dentro. Ha sido diseñado, ejecutado y evaluado con la comunidad, por la comunidad, contando con el liderazgo activo de mujeres referentes, jóvenes organizadas, personal sanitario, autoridades locales y colectivos vulnerabilizados.
Su fuerza radica en haber roto con la fragmentación: aquí, la salud sexual, los servicios básicos, la formación, la cultura, la incidencia política y la comunicación han ido siempre de la mano, en una estrategia holística y feminista que ha sabido adaptarse a los contextos de cada municipio.

Informar, formar y sensibilizar: una acción a múltiples escalas
El proyecto ha tenido un impacto masivo y directo. Más de 10.000 personas han participado en actividades de sensibilización, a través de canales diversos y adaptados a las necesidades del territorio.
Las 7 jornadas de movilización social han sido momentos clave. Con consultas médicas, asesoramiento jurídico, debates abiertos y representaciones teatrales, estas jornadas han permitido visibilizar temas a menudo tabú como el embarazo precoz, la mutilación genital femenina o las infecciones de transmisión sexual. A la vez, la proyección del documental TRACES se ha convertido en una herramienta poderosa para generar empatía, reconocimiento y acción colectiva.
En los hogares, la información ha llegado de la mano de 1.200 visitas a domicilio (VAD) a cargo de las badienu gokh y referentes comunitarias, mujeres formadas por Kakolum que, con empatía y conocimiento, han sabido convertir el ámbito doméstico en un espacio de educación y acompañamiento.
En paralelo, se han dinamizado más de 400 causeries con colectivos diversos: pescadores, conductores, alumnado, jóvenes, asociaciones de mujeres… espacios de diálogo donde se ha hablado con claridad sobre derechos, consentimiento, sexualidad y responsabilidades compartidas.
Y aún más valiosas han sido las 30 sesiones “ñu setaan film ci ataya”, que han creado espacios íntimos de encuentro entre mujeres y jóvenes, donde la visualización de un documental ha servido como detonante para compartir experiencias de violencia, acompañarse y construir alianzas.
Dignificar los espacios de salud: infraestructuras al servicio de los derechos
Las palabras son importantes, pero no suficientes. Para garantizar los derechos sexuales y reproductivos es fundamental que las mujeres puedan acceder a servicios de calidad, cercanos, seguros y en condiciones dignas. Por ello, esta fase ha incluido:
La instalación de sistemas de agua corriente con energía solar en 10 maternidades.
La construcción de 15 fosas seguras para la gestión de placentas.
La rehabilitación completa de dos maternidades situadas en zonas aisladas.
Estas acciones tienen un impacto directo en la salud y la seguridad de las madres y los recién nacidos. Pero también simbolizan un cambio de paradigma: las mujeres merecen dar a luz en espacios limpios, seguros y respetuosos.
Instituciones que escuchan, que aprenden, que cambian
Uno de los logros más significativos del proyecto ha sido la implicación activa de autoridades locales, religiosas y tradicionales. Durante esta fase, más de 70 líderes comunitarios han participado en talleres sobre género, derechos humanos y mecanismos de protección de víctimas.
Gracias a este trabajo sostenido, los municipios de Kataba y Diouloulou han elaborado su primer Plan Sectorial de Salud Sexual y Reproductiva, una herramienta práctica para guiar las políticas públicas desde una perspectiva feminista y basada en derechos. Otros municipios ya han iniciado procesos similares.
Nadie debe quedarse atrás
El proyecto ha abordado de manera específica la realidad de colectivos altamente estigmatizados, como las trabajadoras sexuales, las personas LGBTIQ+ y las personas que conviven con VIH. A través de formación, apoyo psicosocial y articulación con los servicios públicos, se han roto barreras y se han creado espacios seguros donde estas personas han podido ser escuchadas, reconocidas y acompañadas
Comunicar para transformar
La comunicación ha sido una herramienta fundamental para llegar a toda la población. Se ha creado una aplicación móvil para informar y facilitar la denuncia de violencias. Se han diseñado pancartas, anuncios, carteles y contenidos audiovisuales difundidos por radios y canales locales. Todo con un mensaje claro: la violencia no es cultural, es una injusticia.
Estas herramientas no solo informan: cambian percepciones, generan conversaciones, activan procesos.
¿Y ahora qué? Continuar, consolidar… y ampliar horizontes
Lejos de cerrar un capítulo, el final de la tercera fase abre las puertas a una nueva etapa aún más ambiciosa. La cuarta fase del proyecto, ya en marcha, tiene como objetivo reforzar los cambios logrados, mejorar su sostenibilidad y extenderlos a otros municipios del Departamento de Bignona.
Con una duración de 18 meses y financiación renovada de la ACCD, este nuevo ciclo pondrá el acento en:
La institucionalización de políticas públicas locales sobre salud sexual y reproductiva.
La apertura y rehabilitación de espacios comunitarios, como la nueva Maison des Femmes en Kafountine.
La creación de una red de vigilancia comunitaria feminista, para la detección y acompañamiento de casos de violencia.
El trabajo con la juventud y la infancia, con nuevos materiales pedagógicos, espacios de diálogo y prevención de la violencia sexual infantil.
La formación de personal técnico, funcionariado y líderes comunitarios.
Una apuesta firme por la comunicación comunitaria transformadora y las alianzas internacionales.
Esta cuarta fase nace de la experiencia acumulada, pero mira más lejos. Porque los derechos, una vez conquistados, deben garantizarse. Y cuando aún no se han garantizado para todas y todos, hay que seguir luchando.

El futuro ya está aquí, y tiene voz de mujer
"Ahora sé que no estoy equivocada. Tengo derecho a hablar, a ser escuchada y a decidir." — Mariama Drame, joven participante en una sesión comunitaria en Kataba
Estas palabras, dichas con una mezcla de fuerza y alivio, encapsulan la esencia del proyecto. No se trata solo del acceso a servicios o de formación técnica. Se trata de reconocerse como sujeto de derechos, de recuperar la voz y el espacio, de sentirse parte de un tejido colectivo que sostiene, protege e impulsa.
Este proyecto es, y será siempre, una apuesta por las mujeres. Pero también por una forma de hacer cooperación que escucha, que acompaña, que construye con las comunidades y desde sus realidades.
Desde Kakolum, queremos agradecer de todo corazón al equipo local del proyecto, a las autoridades sanitarias, a las mujeres y jóvenes que han alzado la voz, a las entidades locales que nos han acompañado y, en especial, a la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo por su complicidad y apoyo sostenido.
Y sí, seguiremos trabajando para que cada mujer pueda caminar segura, decidir libremente, acceder a los servicios que necesita y vivir sin miedo. Y lo haremos como siempre: con rigor, con ternura y con la convicción profunda de que una comunidad que escucha a sus mujeres es una comunidad que avanza.
Esta revolución tranquila, persistente y colectiva ya no se detiene,
y es gracias a todas las que lo habéis hecho posible.







































































































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