En medio de la frondosa vegetación de Kabar, un pequeño barrio del municipio de Kafountine, se está llevando a cabo una transformación que cambiará el futuro de cientos de adolescentes y jóvenes. Actualmente, los 457 alumnos asisten a clase en cabañas de paja, en condiciones precarias. La construcción de un nuevo centro de secundaria, impulsada por la Asociación para la Cooperación al Desarrollo KAKOLUM en colaboración con la comunidad local, la Asociación Bantandicori y la entidad KAANY, entre otras, supone un avance fundamental para garantizar un acceso digno a la educación en esta región de Senegal.

Un proyecto con impacto social y sostenible
La falta de infraestructuras educativas adecuadas en Kabar ha sido durante años uno de los principales obstáculos para la escolarización de los jóvenes. En muchas ocasiones, los estudiantes se veían obligados a recorrer largas distancias para asistir a clase en condiciones precarias. Esta situación no solo dificultaba el acceso a la educación, sino que también se convertía en un factor de riesgo para la migración irregular juvenil, un fenómeno que afecta gravemente a la zona.
El nuevo centro educativo de Kabar responde a esta necesidad con la construcción de más de diez aulas modernas, espacios comunes adaptados y servicios básicos que garantizan un entorno seguro y propicio para el aprendizaje. Actualmente, estamos a punto de terminar tres aulas y los baños, y nuestro objetivo para 2025 es comenzar el nuevo curso escolar con cinco aulas y los lavabos completamente finalizados. Es un reto ambicioso, pero esencial para mejorar las condiciones educativas de la zona.
Gracias a la Asociación Kakolum y a Bantandicori, este proyecto no solo proporciona infraestructuras, sino que también apuesta por la sostenibilidad mediante la implantación de energías renovables y sistemas eficientes de gestión de recursos.
El origen del proyecto y la implicación de KAANY
Esta iniciativa surge de la necesidad urgente de dar respuesta a la escasez de centros educativos en la región y a las peticiones de la propia comunidad local, que durante años ha luchado por garantizar un futuro mejor para sus hijos e hijas. Con el apoyo de KAANY (Korean Architects of New York), una entidad especializada en arquitectura sostenible y proyectos educativos, se ha diseñado un instituto que no solo sea funcional y adaptado a las necesidades de los estudiantes, sino que también respete el medio ambiente y fomente la cohesión social.
KAANY ha desempeñado un papel fundamental en la planificación y ejecución del proyecto, aportando experiencia en construcción sostenible y diseño bioclimático. La escuela estará equipada con paneles solares para garantizar un suministro energético eficiente, sistemas de recolección de agua de lluvia para el autoabastecimiento y materiales locales de bajo impacto ambiental.
Participación comunitaria y cooperación internacional
Uno de los aspectos clave de esta iniciativa es la implicación directa de la comunidad local de Kabar en el desarrollo del proyecto. Desde la fase de planificación hasta la ejecución de las obras, las familias, docentes y autoridades locales han formado parte del proceso, asegurando que la escuela responda realmente a las necesidades del territorio. Las mujeres y hombres del pueblo y la juventud que estudiará allí han participado en la planificación y adecuación de los espacios del centro educativo, aportando su conocimiento y reforzando el sentimiento de pertenencia a la infraestructura.
Además, este proyecto se inscribe en un marco más amplio de cooperación al desarrollo. La colaboración entre organizaciones como KAKOLUM, Bantandicori y KAANY, junto con otros actores internacionales, permite la creación de un modelo educativo que promueve la inclusión social, la igualdad de oportunidades y la formación para el futuro.
Más allá de la educación: una apuesta por el desarrollo sostenible
La escuela de Kabar no es solo un centro de enseñanza, sino un espacio que fomenta el desarrollo sostenible en la región. Con la incorporación de fuentes de energía solar, sistemas de recolección de agua de lluvia y estrategias de sensibilización ambiental para el alumnado, el proyecto se convierte en un referente en la lucha contra el cambio climático y en la promoción de buenas prácticas ecológicas.
Además, la iniciativa se alinea con el proyecto "WASH & GREEN SPACE IN THE EARTH SCHOOL, KAFOUNTINE", financiado en diferentes fases por la Fundación IberCaja, Hewlett Packard y otros donantes privados y socios. Este proyecto pretende garantizar el acceso al agua potable, mejorar las condiciones sanitarias e integrar espacios verdes en el centro educativo, reforzando así la calidad de vida de los estudiantes y sus familias.
Un futuro con oportunidades
La construcción del centro educativo de secundaria de Kabar no solo es un paso adelante para la educación, sino también para toda la comunidad. Con esta infraestructura, se genera un entorno que abre nuevas oportunidades para las nuevas generaciones, promoviendo una educación accesible, inclusiva y de calidad. Además, el proyecto se inserta dentro de una estrategia más amplia para combatir la migración irregular, ofreciendo alternativas viables y sostenibles para la juventud de la zona.
Esta escuela es un ejemplo de cómo la cooperación y la implicación comunitaria pueden transformar realidades y construir un futuro mejor para todos. Kakolum trabaja para que finalmente Kabar no sea solo un lugar de paso, sino un espacio donde la educación se convierte en la clave para el progreso y la esperanza.

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