Agricultura con enfoque ecofeminista para cambiarlo todo
La zona de Casamance, en la que Kakolum desarrollamos nuestros proyectos, se caracteriza por ser mayoritariamente rural: la mayoria de la población vive de la agricultura, y entre los agricultores las mujeres juegan un papel fundamental.
Gran parte de ellas cultivan en pequeños espacios en sus viviendas o en terrenos comunitarios constituidas en asociaciones junto a otras mujeres. Así lo han hecho durante años, y así lo continúan haciendo, con prácticas que han ido adaptándose a los nuevos tiempos y con cambios que no siempre son positivos.
Así, prácticas tradicionales como el uso de plantas locales para prevenir y curar enfermedades o la recolección y conservación de semillas autóctonas se están remplazando por el uso de abonos y pesticidas químicos, por la preferencia hacia medicamentos occidentales muchas veces innaccesibles y por la compra y dependencia hacia semillas extrangeras que rompen el ciclo de vida de los huertos y hacen cada vez más fuerte la dependencia hacia el exterior.
Crear bancos de semillas para romper la dependencia
Por eso, en el marco del proyecto que estamos llevando a cabo junto a Setem Andalucía, financiado por Diputación de Granada, una actividad clave es la introducción a la creación de bancos de semillas en los 3 huertos sobre los que actúa el proyecto: Djindem, Diannah y Kabar.
Las formaciones, que continuarán de manera más extensa a finales de este año, tienen como objetivo recuperar las prácticas tradicionales de recolección, conservación y siembra de semillas locales para garantizar la independencia del exterior y contar con semillas adaptadas al medio. Éstas son más resistentes a las plagas, se adaptan al clima con más facilidad y contribuyen a garantizar la seguridad alimentaria de las familias.
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